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Experiencias Primera Persona

Puertas

Sin darte cuenta, sin prestar atención, te dejas llevar por tus miedos, por tus odios, por tus “porque?” por tu no querer ver en tu interior, y caminas sin rumbo ni dirección hasta darte cuenta que has atravesado esa delgada línea imaginaria que nadie ve pero que todo el mundo sabe que existe.

Y entras en un túnel oscuro y silencioso en el que sólo se oye tu respiración entrecortada y sientes que tu corazón se acelera invadido por el miedo y la asfixia. Y caminas por él a ciegas sin ninguna luz para poder ver dónde pones tus pies. Y te caes y te rompes en mil pedazos, y con la prisa por el miedo recoges lo que queda de ti porque te has dado cuenta de que quieres salir de ahí.

Y tras caminar no se sabe cuánto tiempo entre porquería y deshechos descubres que en el fondo se vislumbra un poco de luz y corres hacia ella. Y descubres qué es una puerta y que por todas sus rendijas sale una luz VERDE que te atrae y te impulsa a abrirla, y al hacerlo tus ojos se inundan de lágrimas al ver que ese verde  pasa por todas sus gamas y tonalidades y te llenan de esperanza y de vida, y aún que con miedo decides caminar entre ellos y no pestañear, porque esos verdes te llenan el alma.

Y tras caminar entre ellos descubres otra puerta. Esta vez la luz que sale de ella és AMARILLA, un amarillo casi cegador que te invade de felicidad y de alegría y caminando  descubres que brota en ti todo tu obtimismo perdido y entonces vuelves a encontrar otra puerta.

La  luz sale por su cerradura y te acercas para mirar por ella y descubres que esta vez es de color ROJO. Y abres la puerta y tu corazón se desborda y se acelera y mientras ese rojo va pasando por toda su paleta de colores tu corazón va sintiendo todo tipo de acelerones, con latidos rápidos y notas como todo el bello de tu cuerpo se eriza sin poderlo controlar, pero esa sensación calma tu alma y en el transcurso de ese camino encuentras otra puerta.

Ahora  toda ella desprende luz. Es una  luz AZUL, y al abrir la puerta con serenidad y traspasar ese umbral sientes que te invade una sensación de libertad hasta ahora nunca experimentada. Y descubres la verdad, TU VERDAD y habiendo abierto esas puertas y experimentado esos colores y sus sensaciones, decides seguir caminando, pero esta vez intentando serte fiel a ti misma, con armonía y serenidad porque siempre hay puertas por abrir…..

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