Mi historia con la cocaína.
Hace 7 años, un día normal de esos que no tienes planes de salir de fiesta, pero al final todo se
va dando hasta que te encuentras a las 3 de la mañana con tus amigos y amigos de tus amigos,
todos ya un poco borrachos, te la presentan. No habías coincidido nunca con ella y te crea
mucha curiosidad saber más de todas las sensaciones que puede hacer en ti. La conoces,
tienes tu primera conversación y se marcha.
Al día siguiente después de haber dormido hasta las tantas de la tarde, sientes el cuerpo
extraño, no tienes claro todo lo que ha pasado por tu cabeza, te preguntas: ¿Me lo he pasado
bien? ¿Me gusto conocerla? ¿La volveré a ver? Pero todo se queda allí, en preguntas. No me
volví a encontrar con ella.
Después de 5 años vuelvo a verla, y la curiosidad que había sentido hace unos años es mucho
mayor, ya la conozco, ya sé que sensaciones provoca en mí, entonces busco volver a charlar
con ella. Cuanto más charlo, más me gusta, quiero conocer más, conocer a sus amigos, su círculo,
dónde se mueve y qué lugares frecuenta.
Voy viéndola de tanto en tanto, siempre encuentros casuales. Cuando alguno de mis amigos la
invita y yo sin dudarlo voy a ella, no me atrevo a pedirle que venga conmigo a ningún sitio. Así
que siempre espero que uno de mis amigos o algún amigo de ellos la invite y yo pueda charlar
con ella, cada día necesito más. En mi interior comienza a haber preocupación sobre si es
correcto que la busque tanto, pero lo ahogo inmediatamente cuando coincidimos en alguna
otra reunión. Hasta que llega el día y me armo de valor y decido que es momento de que yo
quiero tener el control de que salga conmigo, no quiero depender de nadie para que la lleve a
las fiestas, quiero que venga conmigo cada vez que salga. Cuando por alguna razón me dice
que no, me pongo muy ansiosa y no dejo de pensar en ella toda la noche, no disfruto de nada
porque quiero que este allí, necesito que me haga reír, que me haga sentir bien, feliz. Me
enfado al otro día conmigo por depender tanto de ella, no quiero llamarla más. Borro su
contacto una y otra vez, pero siempre termino volviendo a llamarla.
Descubro que por querer estar con ella, miento, escondo cosas, no me enorgullece estar como
estoy, dejo de hacer cosas que antes me encantaban, dejo de frecuentar lugares que antes me
emocionaban; ahora ya no tienen sentido, ya no me divierten. Solo quiero estar y frecuentar
lugares donde ella pueda estar o donde yo la pueda llevar conmigo, provoco las situaciones
para encontrarme con ella, marcho de casa a buscarla con algún pretexto barato. Pero todo
esto es muy difícil de ocultar, ella te va consumiendo poco a poco, acaba con las ilusiones, con
tus planes, con tus metas, y la gente que está a tu alrededor y te quiere, se empieza a dar
cuenta.
Pero cuando piensas que lo más malo y lo más difícil lo has pasado, es cuando comienza la
verdadera lucha para alejarte de ella. Aceptar que tienes una adicción es fácil, la aceptas y ya.
Lo difícil es pedir ayuda y trabajar en el sentido opuesto de ella, aceptar que no estará más en
tu vida, que las sensaciones que te provocaba no las tendrás nunca más en el cuerpo, se te
viene el mundo abajo. Te encuentras con que tus seres más queridos ya no confían en ti, les
has mentido y por mucho que tú quieras cambiar, necesitas demostrarlo.
¿Qué cómo lo logré?
Confié en mí, pedí ayuda, me puse en manos de profesionales y hablé con personas que
estaban pasando por lo mismo que yo, me sentía identificada, no era la única que estaba
luchando contra ella, y eso me ayudó muchísimo. Encontré la actividad de la semana que más
me gustaba, venir a hablar con extraños. Hablar de nuestras experiencias y apoyarnos como
una pequeña familia rara, pero de la cual estoy enamorada.
En toda esta experiencia he visto cómo personas se marchaban del grupo porque habían
conseguido caminar solos, también vi personas que se iban sin dar una explicación, he visto
personas entrar destrozadas y tener una evolución increíble.
Mi consumo de cocaína, es un consumo que se encuentra fácilmente, relacionado con el
alcohol y con la fiesta. Sé que hay muchísima gente allí afuera que consume y su vida sigue un
cauce normal. Mi vida tiene un cauce normal, pero yo soy otra persona, he dejado de buscar
los motivos de mi consumo, creo que es porque me encantan las sensaciones que provoca en
mí y creo que me encantarán siempre, pero ahora me siento fuerte para decidir si quiero
tenerlas o no.
Hoy me toca a mí marchar para caminar y luchar sola en este mundo que está cambiando y
está lleno de dificultades, pero también un mundo maravilloso que no para de enseñarnos
cosas.
Pao Mora