Compararé mi rehabilitación con otra recuperación vivida, y esta será un accidente de
motocicleta en el que estuve un tiempo con un vendaje compresivo. En el momento de
retirarlo, pensando que ya estaba curado, no podía apoyar el pie porque lo que tenía era una
rotura. Entonces hubo que enyesar triplicando el tiempo de recuperación, con el resultado de
un hueso roto y la pérdida de trabajo, tiempo y dinero.
El accidente
Reconocer la adicción es el paso fundamental, en esto el alcohol te lo pone fácil pues te
avisa constantemente y te lo deja en evidencia después de cada borrachera, resaca y lapsus
de memoria. Entonces te lo dices a ti mismo, solo tienes que escucharte y escuchar a los que te
aprecian y no esperar a tener muchos episodios de “reflexión”, convencerse antes de que la
adicción se desboque y ya ni la ilusión del control exista, hasta tener que tocar fondo. La
bebida te lo está diciendo y además sucede a tu alrededor, mejor tomar cuanto antes
conciencia y reunir las fuerzas para salir, pues mantener la salud, la familia, el trabajo y poder
reconocer el problema facilita todo el proceso. Yo sabía esto pues ya me había sometido a
tratamiento con anterioridad, a través de mi médico y del CAS conseguí recuperarme.
¿Acaso ahora era diferente? Pensé que para repetir lo que había hecho no necesitaba volver al
CAS y di por hecho que podía organizarlo solo, pero no me funcionó.
El vendaje
En mi caso, el planteamiento era egocéntrico, “yo controlo, ya lo hice antes” me repetía
una y otra vez. Creía que con mi voluntad, el apoyo familiar, medicación disuasoria y la ayuda
de un psicólogo, podía resolver mi desintoxicación y adicción. Pero el tratamiento no resultaba
efectivo y en el aspecto de la dependencia y las recaídas se iban sucediendo, cada vez peores,
minándome la autoestima. Entre las definiciones de adicción, está la de pérdida de control…
quería controlar la pérdida de control con control, ¿no suena absurdo?
Tampoco comprendía que el mismo hecho de reconocer que tenía un problema hizo que el
alcohol adquiriese el atractivo irresistible de la fruta prohibida. Es como ponerse a dieta,
desgraciado cuando no puedes comer, y también cuando puedes, pues no te hartas ¡y encima
es una droga!
La escayola
Poner un plazo es mejor opción que esperar a tocar fondo y el plazo se cumplió, esta era la
última recaída y ya no podía enredarme de nuevo, había que salir del bucle. Admitir mi
impotencia personal en este proceso resulto ser el pilar sobre el que intentar construir una
vida sin alcohol. Cambié de ayuda y acudí de nuevo al CAS a través de mi médico de cabecera.
Tras unas cuantas visitas comenzaron las recomendaciones, ejercicio físico, nuevas compañías,
potenciar aficiones… Me ofrecieron entrar a formar parte de un grupo de personas que tenían
el mismo problema que yo ¿Dedicar un tiempo a sincerarme, contar mis errores a otros con los
que además debo ser comprensivo? Para el egocéntrico de antes esto era impensable, pero el
que admite su impotencia, abre su mente y está dispuesto a compartir con disposición para
escuchar, apoyarse y creer, estaba preparado. Solo entonces me descubrí a mí mismo entre los
demás. Al terminar las reuniones existe una sensación, independiente del tema que marca el profe-
sional, de satisfacción, sales con ganas de mantenerte y regresar sobrio como objetivo. No
pienso que en el grupo sea fácil, todo lo contrario, hay mucho trabajo personal pero ya no es el
bucle, esto es real, tus compañeros son reales y entre todos estamos dispuestos a descubrir lo
que podemos cambiar en nosotros y lo que no. Entre todos se avanza.
Al darme el alta, me recomiendan entrar en un grupo de cualquier actividad que me guste,
para seguir creando junto a otras personas, vínculos de evasión saludables, que junto al equipo
deportivo en el que ya estoy complementaría mis necesidades terapéuticas.
1 respuesta a «La Fractura»
Artificial intelligence creates content for the site, no worse than a copywriter, you can also use it to write articles. 100% uniqueness, scheduled posting to your WordPress :). Click Here:👉 https://stanford.io/3FXszd0