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Experiencias Profesional en primera persona

Estrés v/s Distrés

Hola: hoy os voy hablar de unos términos muy comunes en nuestra sociedad actual pero mal utilizados.

Normalmente, cuando explico esto en mis clases,  suelen entender mejor la diferencia entre estrés  y distrés.

La naturaleza es muy sabia, y todo esto proviene de la etapa prehistórica  en las cavernas. Allí se originó el famoso estrés, como una forma de supervivencia. Cuando no teníamos casa ni fuego y vivíamos a la intemperie, surgió el estrés como una forma de alarma por si venia  un peligro real como un león. Entonces segregamos dos hormonas llamadas cortisol  y adrenalina que ponen todo nuestro cuerpo en alarma para huir.

Este estrés no es malo sino necesario….

Es el que te hace levantar cada mañana cuando suena el despertador para ir a trabajar, vamos el que te pone las pilas. Sin él, nos quedaríamos durmiendo tan a gustito.

En cambio, el distrés que es el más común actualmente, es el estrés negativo. Estamos tan acostumbrados a él y a sus síntomas que no nos paramos a pensar en lo que provoca y afecta a nuestras vidas.

Cansancio físico o mental, conflictos interpersonales, enfermedad crónica, disminuye sistema inmunológico, desequilibrio emocional, insomnio etc…..

Vivimos como si continuamente nos persiguiera un león, es curioso porque ahora que estamos más protegidos que nunca porque no vivimos en la selva y tenemos viviendas y demás comodidades…

Vivimos con un miedo irreal continuo, tenemos más distrés que nunca.

Yo soy una persona nerviosa y cuando aparece mi distrés me digo: “No hay ningún león, vive el presente y no anticipes“ suele ayudarme a comprender que me estoy generando un daño y presión innecesaria.

Espero que esto os pueda ayudar a comprender mejor que en la vida no hay tantos peligros como creemos y que hay que vivir el presente y practicar deporte, la meditación nos puede ayudar y mucho.

Así que, ¡a quitarse los leones de la cabeza! Y a fluir y estar en paz, cosa que sabemos que es difícil, pero lo podemos lograr, o al menos intentar.

Por Aida Céspedes

Aida es enfermera, terapeuta hestal

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