A ti, que me estás leyendo.
Quiero que las siguientes palabras puedan ayudarte a ti, que estás atravesando un camino similar al mío, o a ti, que lo estás viendo desde fuera. También quiero decirte que hablo desde mi opinión personal y mi experiencia, por lo que posiblemente en algunas cosas no estés de acuerdo.
Soy adicto al alcohol. Pronunciar esta frase parece un ejercicio fácil de vocalización, pero a una persona como yo, el camino que me llevó a poder pronunciarla y al mismo tiempo creerla, te aseguro que no fue fácil. Aquí me pregunto si realmente el alcoholismo en sí, es el principal problema que hay que combatir, pero no lo es, me explico:
Para mí la adicción al alcohol, y me aventuro a incluir a cualquier otra droga, es la consecuencia de un problema interno que tenemos todos los adictos. En mi caso, fue la incapacidad para afrontar la variedad de problemas que se me planteaban a diario, ya fuese en el núcleo familiar o en el trabajo. Los nervios, la ansiedad, el malestar, etc., me precipitaron a tomar la peor decisión de mi vida; evadirme comprando cervezas sin haber un mañana para llegar a tener ese estado que primeramente me frenase momentáneamente dicha ansiedad, y por otro lado que mi mente, aunque fuese de manera temporal, dejase de atormentarme. Leyendo esto desde fuera, alguien puede pensar con total seguridad que es la mayor tontería que a uno se le puede ocurrir, pero en esos momentos te aseguro que la necesidad de encontrar algún sistema rápido para frenar ese “monstruo interior” te quita casi la totalidad del raciocinio que uno tiene. Llegados a este punto quizás me pregunto por el motivo por el cual caí en el alcohol y no en otra droga, porque digámoslo claro, es una droga, aunque esté socialmente aceptada como el tabaco. Como cualquier droga, al final te generas a ti mismo una adicción o un hábito y al final lo puedes llegar a necesitar como el comer. A partir de ese momento en el cual me metí en esta espiral de consumo, no me di cuenta que cada vez iba más rápida y acabé como un tren sin frenos. Ese tren me lo imagino cómo una realidad alternativa que yo me creé, sentado en un asiento de un vagón de pasajeros, me veía mirando por la ventana el tiempo pasar como si nada fuese conmigo: mi familia, mis amigos, mi trabajo, todo estaba fuera. No me imaginada en ningún momento que ellos desde fuera me vieran, pero realmente no era así. Ellos me veían incluso mejor que yo: mis emociones, mis estados de ánimo, mi forma de hablar, mi aspecto físico, todo. Llegaban días que desde fuera me llegaban avisos de los demás para que frenase, pero todo acababa en saco roto. Aunque todo tiene un punto de inflexión; el tren fue sin freno hasta que hubiese podido descarrilar completamente, pero por suerte me frenaron, en mi caso mi mujer, que rápidamente se puso manos a la obra y me buscó la ayuda profesional que necesitaba.
Ese momento empezó el largo camino de mi tratamiento. Por un lado, el tratamiento profesional en el CAS que consistió en visitas con la psicóloga y el psiquiatra, los cuales además de la medicación que me recetaron, me dieron consejos para poder superar el problema interno que cargaba. Dentro de la medicación que se me suministró quiero dar especial importancia al “antabús”, para mí ha sido uno de los grandes aliados en mi lucha, para contener las ganas de beber. Si te lo han recomendado, no tengas miedo, sobre todo en los primeros momentos será el mayor aliado, pero ten en cuenta varias cosas que seguramente te habrán explicado, tienes que estar completamente seguro que quieres dejar de beber alcohol, además por los efectos adversos que te provocaría si tomas alcohol con este medicamento, luego tienes muchos números de que vuelvas a caer con mayor fuerza. Mentalízate de que ya no beberás más, puedes pensarlo de muchas formas, como por ejemplo que ya has bebido todo lo que tenías que beber en tu vida, que eres alérgico, etc., cuando tengas eso claro, que asumas que tienes problema con el alcohol y que se acabó para siempre, es cuando empieza tu recuperación.
A partir de ahí es cuando posiblemente te vengan los sentimientos de culpa, el daño que te has hecho, el que has hecho a personas de tu entorno, situaciones por las cuales te sientes avergonzado, el tiempo que has perdido, etc. Todo ese tiempo ya no puedes remediarlo, por mucho que le des vueltas, si es fácil decirlo, y te seguirá atormentando, pero claramente es lo que toca pasar. Entonces en mi caso, además de pedir perdón a mis allegados, intenté pedirme perdón a mí mismo, porque, si nos paramos a pensar nosotros como adictos, somos las primeras víctimas, dudo que a nadie como nosotros le guste autodestruirse, así que, aunque te cueste, intenta perdonarte. Bajo mi punto de vista, cuando conseguí perdonarme, todo lo demás fue a mejor ya que dejé de fustigarme con lo que había hecho pues todo eso únicamente me servía para desperdiciar más tiempo de mi vida.
En ese momento, sin una adicción, me encontré con que hacía con vida, ya no ocupaba espacios de mi tiempo bebiendo y pensaba primeramente con que lo debía sustituir, después de mucho razonar, llegué a la conclusión de que no hay que buscar un sustituto, sino que tenía que vivir sin ello, me lo argumentaba con la idea de que si buscaba un sustituto sería forzarme a hacer algo que seguramente me acabase cansando o quizás me llevase a otra adicción. Por eso, hacía mi día a día sin beber y todos esos espacios que tenía poco a poco se fueron llenando de actividades que me apetecían en ese momento como fuese estar hablando con mi mujer, estar con mi hija, escuchar música relajante, ponerme a jugar al ordenador, leer, pasear, etc., la diferencia es que en cada momento hacía lo que me apetecía sin forzarme a nada, y poco a poco, inconscientemente saqué de mi esa rutina de ir a diferentes horas a consumir. Todo ello, no fue de la noche a la mañana ni tan siquiera fue fácil, pero luego de verdad, que se me hizo muy liviano.
Otro apoyo fundamental en mi proceso de recuperación, fue mi mujer, ella estuvo a mi lado apoyándome, acompañándome al CAS, supervisando que diariamente me tomase mi medicación, sé a día de hoy que, sin ella, no creo que hubiese salido de ese problema. Aprovechando el tema de la supervisión de la medicación, no sólo te puede servir para que no se te olvide, también te puede servir para que tu entorno vuelva a confiar en ti, que vea que estás poniendo realmente de tu parte, que te pueda llegar a perdonar.
Cuando el tiempo empezó a pasar, vi los primeros cambios, en cuanto a nivel físico, adelgacé bastante, lo que me supuso empezar a verme y que me vieran mejor, por otro lado mentalmente, sentía que poco a poco me podría centrar más, que podía estudiar, leer, pensar con mayor claridad, etc.
Tengo que decirte que en este proceso de recuperación perdí mi trabajo, pero lejos de hundirme asumí el reto de reinventarme y estudiar para otra cosa, y así ha sido, en estos momentos aún me queda mucho camino por recorrer, pero siento que voy en la buena dirección.
Para finalizar todo este escrito, quiero animarte a que pongas todo de tu parte para salir, que pidas toda la ayuda que necesites, no te avergüences, empieza a vivir. A veces me acuerdo de frases cómo hay que vivir la vida al máximo que son dos días o qué más da si tomamos alguna sustancia, que podemos estar sanos y nos atropelle un camión. Esto último puede tener parte de razón, tú puedes ser la persona más sana del mundo, tener un accidente y todo se acabó, pero para mí no es cuánto he vivido sino en el cómo lo he vivido. Es decir, piensa en un momento en una vida ya sea corta o larga sin estar atado a esa cadena llamada adicción. Has de luchar contra el problema interior que te ha generado tu adicción y a su vez acaba con ésta última, ya has tocado fondo, lo siguiente que vendrá será un camino hacia arriba, mucha suerte, tienes todo mi apoyo.
Un saludo.
C.J.T.